En uno de sus últimos actos del año, la Cámara de Representantes aprobó a última hora del miércoles una ley bipartidista que facultaría a las fuerzas del orden de todo el país para adoptar un entrenamiento de desescalada cuando se encuentren con personas con problemas de salud mental, como parte de un esfuerzo por reducir el número de muertes de agentes implicados.
WASHINGTON (AP) – El proyecto de ley fue aprobado por 264 votos a favor y 162 en contra, con el apoyo de los republicanos, y culminó un modesto esfuerzo de dos años del Congreso por aprobar una ley de reforma policial, después de que la muerte de George Floyd desencadenara protestas mundiales contra la brutalidad policial.
La propuesta -presentada por primera vez por el senador republicano John Cornyn, de Texas, y el senador demócrata Sheldon Whitehouse, de Rhode Island- pasará ahora a la mesa del Presidente Joe Biden para que la firme.
La aprobación final del proyecto de ley se produce meses después de que la Cámara de Representantes aprobara un paquete bipartidista de proyectos de ley de seguridad pública que incluía una legislación similar que invertiría en formación para reducir la tensión y en recursos de salud mental para los agentes. Ese paquete no llegó a tramitarse en el Senado.
La cuestión es perenne en todo el país. Aunque casi uno de cada cinco adultos estadounidenses padece una enfermedad mental, las personas que no reciben tratamiento tienen 16 veces más probabilidades de morir durante un encuentro con la policía que otras personas a las que se acercan las fuerzas del orden, según concluyó en un informe de 2015 el Treatment Advocacy Center, una organización sin ánimo de lucro dedicada a conseguir tratamiento para los enfermos mentales.
El proyecto de ley aprobado por la Cámara el miércoles modificará una ley federal contra la delincuencia de 1968 para autorizar subvenciones anuales de 70 millones de dólares para la formación de las fuerzas del orden en alternativas al uso de la fuerza que incluyan ejercicios basados en escenarios para los agentes. También exigirá al Departamento de Justicia que elabore una serie de planes de estudios y temas de formación en colaboración con las partes interesadas, como las fuerzas del orden, grupos de libertades civiles y profesionales de la salud mental.
La organización que supervisa Wexler es el principal grupo de reflexión policial del país, y a ella han acudido grupos policiales -tanto grandes como pequeños- para ayudar a educar a sus agentes en las alternativas al uso de la fuerza. La formación de dos días tiene ahora una larga lista de espera.
La iniciativa comenzó hace cinco años, tras el tiroteo contra Michael Brown, un hombre negro desarmado, en Ferguson (Misuri), y desde entonces se ha ido actualizando con nuevas técnicas. La idea surgió en el Reino Unido, donde la mayoría de los agentes no llevan pistolas, según Wexler. Se trata de una mezcla de formación en el aula y escenarios representados con actores para dar tiempo a los agentes a trabajar sobre lo que han aprendido.+ El objetivo es llevar la formación al mayor número posible de los 18.000 cuerpos de seguridad del país. Pero a pesar del apoyo bipartidista a esta iniciativa, algunos defensores de la salud mental creen que no resolverá el problema de fondo.
Esto se debe a que la función de las fuerzas del orden es velar por la seguridad pública, añadió, no ser proveedores de servicios de salud mental en situaciones de crisis.