Nadando en dos cubos de plástico dentro de una sala de cuarentena brillante y estéril en un zoológico de Rhode Island, 16 crías de tortuga del tamaño de un cuarto representan una preocupación creciente para el conservacionista Lou Perrotti.
PROVIDENCE, R.I. (AP) – Estas tortugas almizcleras orientales, conocidas por pasar gran parte de su vida en pantanos y estanques y por emitir un olor nauseabundo cuando se ven amenazadas, fueron confiscadas recientemente en una redada de fauna salvaje. Y, aunque los reptiles son comunes, su venta ilegal en Internet preocupa mucho a Perrotti, que dirige los programas de conservación del zoológico Roger Williams Park de Providence.
Los expertos en comercio de especies silvestres creen que la caza furtiva -impulsada por la creciente demanda de animales de compañía en Estados Unidos, Asia y Europa- está contribuyendo al declive mundial de especies raras de tortugas de agua dulce y tortugas. Un estudio reveló que más de la mitad de las 360 especies de tortugas vivas están en peligro de extinción.
Esta preocupación ha provocado una docena de propuestas para aumentar la protección de las tortugas de agua dulce en la reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que se celebra en Panamá del 14 al 25 de noviembre.
Entre los animales más traficados del mundo, las tortugas de agua dulce son el objetivo de redes criminales que se conectan con compradores en Internet y luego transportan los reptiles a los mercados negros de Hong Kong y otras ciudades asiáticas. Desde allí, se venden como mascotas, a coleccionistas y para la cría comercial, la alimentación y la medicina tradicional. En muchos países, el comercio está poco o nada regulado.
El lucrativo negocio -algunas especies de tortugas codiciadas por sus coloridos caparazones o su extraña apariencia pueden alcanzar miles de dólares en Asia- se suma a las amenazas que ya sufren las tortugas. Entre ellas están el cambio climático, la destrucción del hábitat, la mortalidad en las carreteras y los depredadores que se comen sus huevos.
Los cazadores furtivos son especialmente problemáticos, según los expertos, porque tienen como objetivo especies raras y hembras adultas reproductoras. Muchas especies de tortugas, que pueden vivir varias décadas, no alcanzan la madurez reproductiva hasta dentro de una década o más.



