WASHINGTON (AP) – Pfizer Inc. dijo el viernes (5 de noviembre) que su píldora antiviral experimental para el COVID-19 redujo las tasas de hospitalización y muerte en casi un 90%, ya que el fabricante de medicamentos se une a la carrera para llevar al mercado estadounidense el primer medicamento fácil de usar contra el coronavirus.
En la actualidad, todos los tratamientos con COVID-19 utilizados en Estados Unidos requieren una vía intravenosa o una inyección. La píldora COVID-19 de la competencia, Merck, ya está siendo revisada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) tras mostrar unos buenos resultados iniciales, y el jueves (4 de noviembre) el Reino Unido se convirtió en el primer país en aprobarla.
Pfizer dijo que solicitará a la FDA y a los organismos reguladores internacionales que autoricen su píldora lo antes posible, después de que expertos independientes recomendaran detener el estudio de la empresa por la solidez de sus resultados. Una vez que Pfizer lo solicite, la FDA podría tomar una decisión en semanas o meses.
Los investigadores de todo el mundo se han apresurado a encontrar una píldora contra la COVID-19 que pueda tomarse en casa para aliviar los síntomas, acelerar la recuperación y reducir la aplastante carga de los hospitales y los médicos.
Un grupo independiente de expertos médicos que supervisó el ensayo recomendó detenerlo antes, procedimiento habitual cuando los resultados provisionales muestran un beneficio tan claro. Los datos aún no se han publicado para su revisión por parte de terceros, el proceso normal para examinar nuevas investigaciones médicas.
Los máximos responsables sanitarios de EE.UU. siguen insistiendo en que la vacunación seguirá siendo la mejor forma de protegerse contra la infección. Sin embargo, dado que decenas de millones de adultos siguen sin vacunarse -y muchos más en todo el mundo-, los tratamientos eficaces y fáciles de usar serán fundamentales para frenar futuras oleadas de infecciones.