El papa Francisco criticó las leyes que penalizan la homosexualidad como «injustas», diciendo que Dios ama a todos sus hijos tal como son y pidió a los obispos católicos que apoyan las leyes que acojan a las personas LGBTQ en la iglesia.
CIUDAD DEL VATICANO (AP) – «Ser homosexual no es un crimen», dijo Francisco durante una entrevista el martes con The Associated Press.
Francisco reconoció que los obispos católicos en algunas partes del mundo apoyan leyes que criminalizan la homosexualidad o discriminan a la comunidad LGBTQ, y él mismo se refirió al tema en términos de «pecado». Pero atribuyó esas actitudes a antecedentes culturales, y dijo que los obispos en particular necesitan someterse a un proceso de cambio para reconocer la dignidad de todos.
«Estos obispos tienen que tener un proceso de conversión», dijo, y añadió que deben aplicar «la ternura, por favor, como Dios tiene para cada uno de nosotros».
Unos 67 países o jurisdicciones de todo el mundo penalizan la actividad sexual consentida entre personas del mismo sexo, 11 de los cuales pueden imponer o imponen la pena de muerte, según The Human Dignity Trust, que trabaja para acabar con este tipo de leyes. Los expertos afirman que incluso allí donde las leyes no se aplican, contribuyen al acoso, la estigmatización y la violencia contra las personas LGBTQ.
Declarando que tales leyes son «injustas», Francisco dijo que la Iglesia Católica puede y debe trabajar para ponerles fin. «Debe hacerlo. Debe hacerlo», dijo.
Francisco citó el Catecismo de la Iglesia Católica al afirmar que los homosexuales deben ser acogidos y respetados, y no deben ser marginados ni discriminados.
En 2019, se esperaba que Francisco emitiera una declaración oponiéndose a la criminalización de la homosexualidad durante una reunión con grupos de derechos humanos que realizaron investigaciones sobre los efectos de tales leyes y las llamadas «terapias de conversión.»
Al final, el Papa no se reunió con los grupos, que en su lugar se reunieron con el Vaticano N º 2, que reafirmó «la dignidad de toda persona humana y contra toda forma de violencia.»
El martes, Francisco dijo que era necesario distinguir entre un crimen y un pecado con respecto a la homosexualidad.
La enseñanza católica sostiene que, si bien los gays deben ser tratados con respeto, los actos homosexuales son «intrínsecamente desordenados.» Francisco no ha cambiado esa enseñanza, pero ha hecho del acercamiento a la comunidad LGBTQ un sello distintivo de su papado.