El presidente da marcha atrás en su idea de dejar el cargo y, tras un duro discurso, anuncia su intención de continuar. “Soy víctima de una cacería. Voy a ir hasta el final”, ha dicho
Rubiales arrancó su discurso pidiendo disculpas, tal y como tenía previsto. Sin embargo, tenía claro que no iba a empezar por el beso a Jenni Hermoso. Para el presidente siempre fueron más graves sus gestos obscenos en el palco de autoridades ante la presencia de la reina Letizia y la infanta Sofía que lo que sucedió con la jugadora. El dirigente se escudó esgrimiendo que era un gesto de reconocimiento y reivindicación dedicado al seleccionador Jorge Vilda. “Quiero pedir perdón por un hecho que ocurrió en el palco. Voy a explicarlo mirando a Jorge Vilda. Hemos pasado mucho, te han querido hacer a ti lo mismo que ahora me están haciendo a mí. Están tratando de crear un discurso falso y convertirlo en verdad. Me emocioné mucho cuando tras ganar el Mundial te giraste y me lo dedicaste. Ahí hice el gesto de ‘ole tus huevos’. Nunca me he comportado así. No me justifico”.
Rubiales ‘dispara’ y saca pecho
A continuación, Rubiales abordó el beso no consentido a Jenni Hermoso. Y subió el tono. Lo cierto es que el presidente de la Federación nunca había visto en su acción nada reprochable. “Sigue creyendo que no hizo nada”, decía gente de su confianza a última hora de ayer. Y ese fue el mensaje que lanzó dentro de un discurso en el que dijo que el beso no fue un beso sino un pico, que todo fue consentido y que él está siendo víctima de una cacería por parte del “falso feminismo”.
“El beso, que fue más un pico, fue espontáneo, mutuo, eufórico y consentido. El deseo que podía tener en ese beso era exactamente el mismo al que podría tener dándole un beso a una hija”, explicó el dirigente, antes de insistir en que “no había posición de dominio”. “Ella –por Jenni Hermoso– me levantó del suelo, que casi nos caemos, y al dejarme en el suelo, nos abrazamos, me acercó a su cuerpo, le dije que se olvidara del penalti fallado y me respondió: ‘Eres un crack’. ‘¿Un piquito?’, le pregunté. ‘Vale’, me contestó’. Se despidió con un último manotazo en el costado y riéndose. Y de la anécdota, del ‘no pasa nada’, se pasa al silencio de la jugadora y después a un comunicado que no termino de entender”, relató.
Y entonces, Rubiales se colocó como víctima, disparó contra todo y contra todos y anunció que se defendería en los tribunales. “Aquí se está ejecutando un asesinato social, se me está tratando de matar. A mí”, espetó. “Desde hace cinco años van a por mí con todo por tierra, mar y aire. Decenas de querellas, denuncias en todos los juzgados. Quiero decir, mirando a mis hijas, que hoy tienen que aprender una lección de igualdad: hay que diferenciar entre la verdad y la mentira”, continuó Rubiales. Cada intervención era aplaudida en masa por los presentes, entre ellos los seleccionadores absolutos Jorge Vilda y Luis de la Fuente.
A continuación, el dirigente cargó contra los políticos que le han señalado estos días. Anunció que emprendería medidas legales y les tachó de “falso feminismo”. “La señora Yolanda Díaz, la señora Montera, la señora Belarra, el señor Echenique, se han referido a esto con palabras como vejar, sin consentimiento, agredir… ¿Qué pensará una mujer que ha sido agredida sexualmente? A estas personas que me están intentando asesinar públicamente les digo que me voy a defender en los juzgados. Y al abrigo de estas personas, los títeres del de siempre. El fútbol español sabe perfectamente quién es quién”, señaló.
“El amarillismo del falso feminismo, más Tebas y los de siempre han apretado mucho. La prensa, gran parte, que me va a seguir matando y no me importa porque yo sé lo que es la verdad. No es cuestión de soberbia ni de prepotencia, es humildad. Estoy dispuesto a ser vilipendiado por defender la verdad. Lo mejor del fútbol sois vosotros que me habéis permitido ser presidente del fútbol estos cinco años. En nuestro país hace falta que se siga mejorando en salarios, sanidad, en vivienda, pero tenemos que mejorar mucho en libertades. Hay una situación de falta de libertad total. Hay miembros que han recibido presiones de medios y de partidos políticos”, continuó el presidente.
Del “¡No voy a dimitir!” al premio a Vilda
Tras esto, Rubiales empezó a dar pistas de que había reculado en su decisión de dimitir. “Me han dicho que lo mejor es que dimitiera. Tiene que haber algún motivo para que te saquen de un lugar. ¿Un pico consentido es para sacarme de aquí? Quién me conoce sabe que vamos a llegar hasta el final. Y entonces lo confirmó: seguía en el cargo. “Ha llegado el momento de decir algo. ¿Qué he hecho para sufrir esta cacería? ¿Es tan grave como para que yo me tenga que ir? ¿Y tenga que dimitir? Pues lo digo, no voy a dimitir”, anunció. Y lo repitió, entre gritos, hasta en cinco ocasiones: “¡No voy a dimitir! ¡No voy a dimitir! ¡No voy a dimitir! ¡No voy a dimitir!”, dijo, de nuevo, entre aplausos de todos los presentes.
A continuación, reivindicó gestión y anunció la propuesta de renovación de Jorge Vilda, con un aumento de sueldo hasta el medio millón de euros. “El día que ganamos la final del Mundial femenino ha sido el más emocionante de mi vida y de estos cinco años. Por eso quiero hacer aquí un anuncio. He activado los mecanismos con el secretario de la Federación para que Jorge Vilda siga trabajando los próximos cuatro años con nosotros a razón de medio millón de euros al año y quiero que dejes la dirección deportiva para que lo sea Montse Tomé y deje de ser la segunda entrenadora o que lo compatibilice. Merecéis unos buenos contratos. Eres el mejor entrenador del mundo de fútbol femenino. Hemos hecho tantas cosas por el fútbol femenino”, exclamó. “Eso sí es igualdad y feminismo”.
Rubiales cerró con un”no me voy” una Asamblea que, como él preveía, terminó siendo un baño de masas. Ni una voz crítica, ni un reproche, ni una disculpa a Jenni Hermoso. Nadie discrepó del discurso del presidente que, lejos de dimitir, como parecía que iba a hacer, sacó pecho y desafió a todos los que le habían señalado estos días. Rubiales sigue pero por poco tiempo, el que tardé el CSD en inhabilitarle.