NUEVA YORK (AP) – Las autoridades sanitarias de EE.UU. anunciaron el miércoles planes para dispensar vacunas de refuerzo contra la COVID-19 a todos los estadounidenses para reforzar su protección en medio de la creciente variante delta y la evidencia de que la eficacia de las vacunas está disminuyendo.
El plan, presentado por el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y otras altas autoridades, prevé la administración de una dosis adicional ocho meses después de la segunda dosis de la vacuna de Pfizer o Moderna. Las dosis podrían comenzar la semana del 20 de septiembre.
Las autoridades sanitarias dijeron que las personas que recibieron la dosis única de la vacuna de Johnson & Johnson probablemente también necesitarán dosis adicionales. Sin embargo, dijeron que están esperando más datos y que aún tienen que definir los detalles.
«Nuestro plan es proteger al pueblo estadounidense, para adelantarnos a este virus», dijo la directora de los CDC, la Dra. Rochelle Walensky, en un comunicado.
El plan general está a la espera de una evaluación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sobre la seguridad y eficacia de una tercera dosis, dijeron los funcionarios.
En un comunicado, las autoridades sanitarias dijeron que está «muy claro» que la protección de las vacunas contra la infección disminuye con el tiempo, y ahora, con la variante delta altamente contagiosa que se está extendiendo rápidamente, «estamos empezando a ver pruebas de una menor protección contra la enfermedad leve y moderada.»
«Basándonos en nuestra última evaluación, la protección actual contra la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte podría disminuir en los próximos meses», dijeron.
Los principales científicos de la Organización Mundial de la Salud se opusieron amargamente al plan de Estados Unidos, señalando que los países pobres no están recibiendo suficientes vacunas para sus rondas iniciales de vacunación.
«Estamos planeando repartir chalecos salvavidas adicionales a personas que ya tienen chalecos salvavidas, mientras dejamos que otras personas se ahoguen sin un solo chaleco salvavidas», dijo el Dr. Michael Ryan, jefe de emergencias de la OMS.
El principal científico de la organización, el Dr. Soumya Swaminathan, dijo: «Creemos claramente que los datos no indican que se necesiten refuerzos» para todos. Advirtió que dejar sin vacunar a miles de millones de personas en el mundo en desarrollo podría fomentar la aparición de nuevas variantes y provocar «situaciones aún más graves».
Los funcionarios de la OMS han expresado en repetidas ocasiones su preocupación por la posibilidad de que sigan apareciendo variantes en zonas donde el virus no se controla con medidas como la vacunación. Han hecho un llamado a la equidad de las vacunas y a la «solidaridad» entre los países.
Pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo esta semana que la cuestión de si distribuir refuerzos o ayudar a otras naciones «es una falsa elección. Podemos hacer ambas cosas».
Dijo que Estados Unidos es «de lejos» el mayor contribuyente a la lucha global contra el COVID-19 y que «seguirá siendo el arsenal de vacunas» para el mundo. Añadió que Estados Unidos tiene suficientes vacunas para dispensar refuerzos al pueblo estadounidense.
Los expertos en salud pública de EE.UU. se han alarmado en las últimas semanas por la rápida propagación de la variante altamente contagiosa y por los informes de casos de «avance» en personas vacunadas.
Al hacer el anuncio sobre los refuerzos, los CDC publicaron tres estudios realizados durante la oleada delta que sugieren que las vacunas contra la COVID-19 siguen siendo muy eficaces para mantener a los estadounidenses fuera del hospital, pero que su capacidad para prevenir la infección está disminuyendo notablemente entre los pacientes de residencias de ancianos y otros.
Sin embargo, los nuevos estudios -por sí solos- no alcanzan el tipo de datos que algunos expertos consideraban necesarios para una recomendación de este tipo.
Algunos científicos han estado buscando signos de que las hospitalizaciones o las muertes estén aumentando, como un indicador necesario de que los refuerzos podrían ser necesarios. Los nuevos estudios, por el contrario, no encontraron ningún cambio en la eficacia de la vacuna contra las hospitalizaciones.
Para algunos científicos destacados, los estudios «no serían suficientes, por sí mismos, para justificar un refuerzo», dijo el Dr. William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt.
Schaffner es el enlace de un panel consultivo de expertos que ayuda a los CDC a formular sus recomendaciones de vacunación. Dijo que los miembros del comité se sorprendieron cuando los funcionarios de la administración Biden revelaron esta semana sus planes de pedir un refuerzo para el público en general.
De los tres estudios publicados por los CDC el miércoles, el que se refiere más directamente a la posible necesidad de refuerzos es un análisis de las infecciones registradas en los residentes de casi 15.000 residencias de ancianos y otros centros de atención a largo plazo.
Se descubrió que la eficacia de las vacunas de Pfizer y Moderna contra las infecciones por COVID-19 se redujo, pasando de un 74% en marzo, abril y principios de mayo, a un 53% en junio y julio.
Los investigadores dijeron que no está claro qué parte del descenso es atribuible a la variante delta y qué parte podría deberse a un debilitamiento más general de la inmunidad que podría haberse producido contra cualquier cepa.
Las infecciones estudiadas incluían todas las existentes, con o sin síntomas. Los investigadores señalaron que se necesita más trabajo para determinar si hubo una mayor incidencia de infecciones que dieron lugar a enfermedades graves.
Otro de los estudios analizó las hospitalizaciones en 21 hospitales. Descubrió que la eficacia de la vacuna contra la hospitalización asociada a COVID-19 en las personas inoculadas era del 86% entre dos y 12 semanas después de la segunda dosis, y del 85% entre 13 y 24 semanas después.
El tercer estudio descubrió que la protección contra las hospitalizaciones se mantuvo estable en torno al 95% durante los casi tres meses estudiados. Y la eficacia de la vacuna contra las nuevas infecciones confirmadas en laboratorio para todos los adultos del estado de Nueva York disminuyó de alrededor del 92% a principios de mayo a alrededor del 80% a finales de julio.
Los investigadores afirmaron que no están seguros de por qué se produjo este descenso, pero señalaron que coincidió con la variante delta, así como con una disminución del distanciamiento social y de las normas de uso del barbijo.
