La raza determina el acceso al agua potable en Estados Unidos: las minorías son las que más sufren.
Cuando se trata de acceso a agua potable, “la raza sigue siendo el determinante más fuerte”, según un informe reciente que encontró que más de 2 millones de personas en Estados Unidos, incluyendo Puerto Rico, no tienen acceso a agua corriente y alcantarillado básico.
La organización sin fines de lucro de derechos humanos Dig Deep junto con la Alianza del Agua de EE.UU., una organización sin fines de lucro dedicada a promover la inversión en infraestructura hídrica, publicó este mes el nuevo estimado en un informe llamado “Cerrando la brecha de acceso al agua en Estados Unidos”.
George McGraw, quien coescribió el informe y es el director ejecutivo de Dig Deep, consideró la falta de acceso al agua como una “crisis silenciosa”, especialmente en las comunidades de minorías como la latina.
Según el informe, los hogares latinos y afroestadounidenses tienen el doble de probabilidades que los hogares blancos de no tener plomería interior, mientras que los nativos americanos tienen 19 veces más probabilidades.
2 Million. That’s how many Americans go without running water or a working toilet every day. We aren’t talking about this — but we need to be. Join @USWaterAlliance @DigDeepH2O to #CloseTheWaterGap https://t.co/bUqm8zTw5C pic.twitter.com/19e8mu1KLZ
— Dawn-Lyen Gardner (@dawnlyen) November 22, 2019
Aunque estas comunidades pueden sentir que sus problemas de agua son específicos y aislados, el informe insta a considerar el problema como una crisis nacional y a abordarlo a través de una combinación de factores: no solo se necesita más financiamiento del gobierno, sino alentar a asociaciones con grupos y métodos de financiamiento flexibles a proporcionar a las familias la infraestructura necesaria a nivel del hogar.
Una historia de acceso desigual
En las áreas a lo largo de la frontera de Texas, así como en las zonas rurales de Puerto Rico, la falta de agua potable y tuberías interiores se remonta a las generaciones de comunidades que se construyeron informalmente en áreas remotas lejos de la red de infraestructura.
En algunas de las “colonias” de Texas, como se les llama, familias de bajos ingresos pensaron que eventualmente obtendrían agua cuando construyeran sus parcelas.
Hace un siglo, el gobierno de EE.UU. respondió rápidamente a las preocupaciones de salud pública invirtiendo en sistemas de agua que brindaban servicios seguros de agua potable y aguas residuales a los estadounidenses, después de que las enfermedades transmitidas por el agua como el cólera se encontraran entre las principales causas de muerte de la nación.
“Pero cuando dijimos a todos, nos referimos a los blancos”, dijo McGraw, y agregó que muchas comunidades pobres, indígenas e inmigrantes fueron excluidas de las iniciativas de acceso al agua.
Actualmente existen múltiples razones por las cuales las diferentes comunidades aún no tienen acceso al agua.
Además de los presupuestos limitados del gobierno federal y local, la mayoría de los residentes en estas áreas son demasiado pobres para pagar los sistemas de actualización.
More than 2 million Americans still don’t have running water or a working toilet. @DigDeepH2O + @USWaterAlliance are fighting to #CloseTheWaterGap, because everyone deserves to have clean water.
Learn more in this new report: https://t.co/ql2MWCUqBM pic.twitter.com/zaO0YCKH5V
— Mark Ruffalo (@MarkRuffalo) November 28, 2019
Las regulaciones y permisos complicados, así como la desconfianza entre los residentes y las agencias gubernamentales también han contribuido a la crisis.
El agua que no es segura para beber es una “bomba de tiempo en términos de salud pública”, especialmente cuando los residentes usan manantiales y arroyos como fuentes principales de agua, dijo Josefa Torres-Olivo, directora de RCAP Solutions, una organización sin fines de lucro en Puerto Rico, que trabaja con comunidades que luchan con problemas de agua.
Unas 600 familias en Guayabota, una comunidad en el pueblo de Yabucoa, viven desconectadas del sistema de agua principal de la isla. Muchos de ellos canalizan las aguas residuales directamente a las corrientes o usan tanques y sistemas sépticos porque viven lejos de una línea de alcantarillado.
Las altas tasas de bacterias en las aguas superficiales de Puerto Rico sugieren que los problemas de aguas residuales están muy extendidos, según el informe.
Los residentes dijeron a los investigadores que las aguas residuales inundan regularmente las calles de sus vecindarios y que la situación ha empeorado después de los recientes huracanes y fuertes lluvias.
Torres-Olivo dijo que grupos como el suyo apuntan a formar colaboraciones entre los miembros de la comunidad y las agencias gubernamentales apropiadas para promover iniciativas locales y empoderar a los vecindarios para que lideren el desarrollo de infraestructuras de agua más seguras.