Lejos de suponer un regalo o un alivio económico, la herencia al morir sus padres la ha sumido en un mar de deudas.
María Dolores de los Santos, una mujer de 55 años de Sevilla, España, se encuentra sin trabajo y con una hija de 16 años. Su marido apenas cobra $500 dólares, (unos 430 euros mensuales).
Sin embargo, puede perder lo poco que tiene por una herencia de sus padres, que no ha aceptado ni recibido.
Según explica la afectada al medio español ABC, podrían quitarle su piso, los casi $90.000 dólares (80,000 euros) que tenía ahorrados y también otro apartamento y un garaje que posee.
Todo ha sido embargado, incluidos los derechos futuros de los bienes que dejaron sus progenitores al morir y que siguen a nombre de ellos.
Esto se debe a una serie de errores cometidos por desconocimiento de la ley. Al parecer, deberían haber presentado y pagado una serie de impuestos por bienes de sucesión, que ningún miembro de la familia pagó.
En España cuando una persona fallece, sus herederos tienen derecho a recibir los bienes, pero pueden renunciar a ellos en cualquier momento ya sea porque no pueden afrontar los impuestos que deben abonar o porque con esos bienes también heredan deudas.
María Dolores explica que no sabía nada de esto y nadie de las autoridades se lo explicó, pero los días pasan y la deuda va en aumento.
Las autoridades españolas le reclaman más de 800.000 euros (más de $900,000 dólares) por el cúmulo de la deuda del impuesto de sucesiones y los intereses.
