La presencia de la exreina de belleza parece ser lo único que motiva al acusado de 11 cargos federales de narcotráfico.
NUEVA YORK – En la sala del juez Brian Cogan no hubo abrazo, pero Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera no titubeó cuando vio a su esposa Emma Coronel sentada.
El mexicano, acusado de 11 cargos de narcotráfico, la saludó a lo lejos y le lanzó un beso. Coronel sonrió y levantó su mano para devolver el gesto de su marido.
Lucía tranquilo dentro de las circunstancias, de acuerdo con los reportes de medios que se encuentran destacados en el interior de la Corte Federal del Distrito Este de Brooklyn, en Nueva Yok.
En el primer día de juicio en su fondo contra el presunto exlíder del cartel de Sinaloa, la exreina de belleza llegó apresurada y escoltada por un equipo de seguridad.
Vestida completamente de negro, caminaba cabizbaja por el exterior del recinto sin contestar preguntas de la prensa. De la misma forma abandonó el espacio.
Pocos días antes, el domingo, volvió a utilizar su herramienta favorita, Instagram, para enviarle unas palabras a su esposo.
“Sueño con un abrazo tuyo” habria sido el mensaje que Coronel le mandaba al padre de sus gemelas.
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Ayer, el deseo se quedó solo en eso.
Lo anterior sería una respuesta al pedido que hizo “El Chapo” para abrazarla por al menos unos segundos.
El reo que se encuentra en confinamiento solitario no tiene contacto con Coronel desde hace 22 meses cuando fue ingresaro al Centro Correccional Metropolitano.
Este martes, en los argumentos iniciales de las partes, la defensa de Guzmán Loera planteó que el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su antecesor, Felipe Calderón, recibieron sobornos por parte del cartel de Sinaloa, que las autoridades alegan era liderado por “El Chapo”. Los argumentos fueron rechazados por portavoces de los políticos.
