El uso de vasijas, ollas, tazas o platos tradicionales hechos de barro, en muchas familias hispanas de la ciudad de Nueva York es una rutina que parece inofensiva, pero en algunos casos puede esconder un enemigo muy peligroso para la salud: alta concentración de plomo en sus pinturas o esmaltes decorativos.
Esta semana, el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (DOHMH) encendió nuevamente estas alarmas tras confirmar 15 casos de intoxicación por plomo, asociado directamente con el uso de este tipo de artículos artesanales.
Datos de esa agencia especifican que en el grupo de adultos y niños que resultaron con niveles elevados del metal en la sangre, tan altos como 53 microgramos por decilitro (µg / dL) en los últimos meses, se incluyen familias de origen mexicano, ecuatoriano y guatemalteco.
“Queremos generar una alerta de prevención a nuestros ciudadanos, que en algunos casos traen estos productos cuando visitan sus países de origen. El plomo en la pintura o los esmaltes de colores decorativos, puede transferirse a los alimentos o bebidas que se preparan, almacenan o sirven. Ningún proceso de lavado de estos materiales, puede evitar una eventual contaminación, si se usan para servir o preparar comidas”, dijo la Dra. Paromita Hore, científica de Salud Ambiental de DOHMH.
Pero estas artesanías potencialmente perjudiciales para la salud, también son vendidas en las calles de la Gran Manzana en tiendas establecidas y en la economía informal.
Por ello, las autoridades de Salud han redoblado las inspecciones para evitar al máximo la exposición a este elemento tóxico, un proceso que puede causar problemas de aprendizaje y de comportamiento en los niños, abortos o infertilidad en los adultos. Además, también pueden provocar una serie de problemas muy graves para la salud.



