WASHINGTON (SBG) – Aunque la mayoría de la gente esperaba que el verano trajera un respiro de la COVID-19, el aumento de la variante delta y la lucha por conseguir que millones de estadounidenses que reúnen los requisitos se vacunen ha cambiado esa perspectiva.
Para quienes trabajan en el sector gastronómico, los contratiempos han sido dramáticos. Esto ha llevado a muchos a considerar la adopción de una política de «sin vacuna, no hay servicio» para tranquilizar a los clientes, al tiempo que se proporciona una capa adicional de protección para el personal y los clientes.
«Esta variante nos ha hecho retroceder hasta marzo de 2020», dijo Caroline Styne, cofundadora de The Lucques Group en Los Ángeles. «Me siento como si me diera un latigazo el ir y venir de este asunto».
Después de ver cómo las ventas volvían a acercarse a los niveles previos a la pandemia a finales de la primavera, los restaurantes vuelven a verse sumidos en la incertidumbre. Las reservas en los restaurantes alcanzaron su punto máximo en junio y a mediados de julio empezaron a tender por debajo de las cifras de 2019, según Open Table. Durante el fin de semana, las reservas habían caído un 14% en comparación con 2019.
En las últimas dos semanas, Styne dijo que perdió entre un 15 y un 20% de ingresos. Esas pérdidas fueron impulsadas principalmente por un menor número de comensales en el interior que tenían renovadas preocupaciones sobre el virus.
«La gente está volviendo a tener miedo por la naturaleza contagiosa de la variante delta», explicó. «Hace un mes nos sentíamos tan optimistas que parecía que estábamos llegando a alguna parte y que había un futuro de normalidad, y esta variante delta lo ha echado todo por tierra».
Una nueva encuesta de Axios-Ipsos muestra que los estadounidenses están tomando más precauciones que a finales de la primavera. El número de estadounidenses que pasan tiempo fuera de casa ha disminuido por primera vez desde principios de la primavera y más personas están tomando medidas de protección.
En un esfuerzo por proteger la salud pública, los gobiernos y las empresas de todo el país han empezado a exigir una prueba de vacunación o una prueba COVID negativa. El gobierno federal y estados como Nueva York y California están exigiendo a los empleados que se vacunen, al igual que Google, Facebook, The Walt Disney Co, muchos hospitales y más de 600 universidades.
El martes, Nueva York se convirtió en la primera ciudad estadounidense en exigir una prueba de vacunación a los clientes de restaurantes, gimnasios y locales de ocio cubiertos.
«Si quieres participar plenamente en nuestra sociedad, tienes que vacunarte», dijo el alcalde de Nueva York, Bill DeBlasio. Actualmente, el 66% de los adultos neoyorquinos están totalmente vacunados.
Es probable que otras ciudades sigan el ejemplo de Nueva York. Por el momento, los líderes políticos dejan que el sector privado determine si debe exigir una prueba de vacunación en la puerta, dejando que los propietarios tomen la difícil y controvertida decisión comercial.
